Portugal, mas allá del Algarve, Agosto 2012 (III): Destino Lisboa

Me habían recomendado mucho visitar Odeceixe y nos metimos a recorrer sus callejuelas, aún con maletas con la moto te metes en todos lados, el pueblo precioso. Llegamos para la hora de comer y pensé que nos merecíamos un homenaje. La suerte nos obsequió con un restaurante al que llegamos por pura casualidad. La comida he de decir sin lugar a ninguna duda que la mejor con diferencia que he probado en Portugal. Dos filetes de atún fresco del día cocinado al punto con verduras ecológicas hacían las delicias del paladar además de la buena energía que tenían las alegres cocineras y los camareros, no podía pedir mas, bueno si, varias sagres que no faltaron. Os dejo el nombre para que en cuanto podáis os acerquéis: Taberna do Gabao.

Odeceixe

Con los estómagos alegres empezamos una pista que bordeaba la costa pegada a los acantilados, la lástima que había niebla y no dejaba contemplar plenamente la fuerza del paisaje, aún así imponía y la pista era bien divertida con zonas arenosas. Algunos tramos se hicieron realmente complicados y me obligaro a buscar alternativa después de sudar de lo lindo. Pensaba en lo divertidísimo que tendrían que ser esos tramos sin tanto peso y sin paquete… ¡ uff, tengo que volver ! Recorrimos varios kilómetros mas pasando pueblos unos mas unos menos bonitos, un pequeño puerto pesquero encantador con sus gentes y sus barquitos y así llegamos a la Costa de Santo André.

Esta noche también decidimos dormir en la playa. El sitio invitaba a ello, por un camino se apartaba de la zona acondicionada para el turismo. Nos encontramos con varios campers familiares y se respiraba buen ambiente. Esta noche la organizamos mejor y usamos la tienda sin la doble capa para cubrirnos de la humedad, al estar tan apartados no nos molestó ninguna autoridad. La única pega, la interminable media hora al caer el sol donde ejércitos de voraces y adiestrados mosquitos se las ingeniaban todas para buscar cualquier minúsculo punto de piel donde hundir su aguijón.

Es curioso notar como la temperatura del atlantico sube conforme te diriges al norte. En sagres casi te corta la circulación pero paulatinamente va subiendo asta hacerla similar a lo que estoy acostumbrado en mis aguas malagueñas. Por la mañana nos dimos un buen bañito en bolas que ya llevábamos dos días sin ducharnos. Recogemos sin dejar ni un solo rastro y partimos nuevamente.

Lisboa

Poco a poco nos íbamos acercando a Lisboa y se va notando en que la costa va perdiendo su geografía indomable para hacerse cada vez mas dulce permitiendo un mayor desarrollo urbanístico, aunque muy lejos de lo que hay en la España bananera salvo algún que otro núcleo y complejo repijo. Nos cruzamos en barquito hasta Setúbal y de ahí directo a Lisboa por el puente 25 de Abril, bonita obra de ingeniería. Ya en la capital hacía una calor bochornoso, quería encontrar un lugar bueno, bonito y barato para dormir y lo encontramos. Anne había hecho cierta investigación previa que yo no sabía y tenía anotado varios hostales de la ciudad que había localizado por internet. Además tuvimos la suerte de que no estuviera ocupado el que resultó mas interesante. Por 20 euros una coqueta habitación con ducha propia aunque con WC compartido. Lo regenta un matrimonio Gallego ya de cierta edad que por un lado estaba harto de vivir en Lisboa pero que por circunstancias de la vida tenían que seguir allí. Nos trataron fenomenal y se interesaron por nuestro viaje, creo que pensaban que estábamos un poco locos. Si queréis algo barato y agradable en una buena zona para visitar Lisboa el hostal está en la Rua Cais do Tojo 12 y se llama Casa de Hóspedes Refúgio do Cais, os lo recomiendo.

Lisboa se mereció dos días de visita, a pesar de ser una capital europea tiene una atmósfera que me agrada, no me siento incómodo con ganas de huir del tumulto y el estrés típico de una gran ciudad. La zona histórica es acogedora mezclando un decadente aspecto ruinoso con una ciudad que se esfuerza por prosperar y sobresalir como capital del país pero sin llegar al dinamismo que se aprecia en otras capitales europeas. Aquí va todo algo mas despacio. Al estar construida sobre una orografía montañosa casi todas las calles suben y bajan y circular con la moto por sus callejuelas y vías se hace divertido. Siempre que visito Lisboa me llevo buenas sensaciones.

Continuación…