Marruecos Oriental (III): Hospitalidad en Missour

15 de Diciembre de 2012.

Salimos de Fez hacia Missour

Ya con la moto cargada y habiéndonos despedido de nuestro amigo de Fez partimos dirección Missour. La ruta de hoy se presenta fácil, unos 200 kilómetros de carretera y alguna pista sencilla en el Atlas Medio hasta llegar al Missour. Ya aparecen los primeros dromedarios que vemos pasar a los lados de la carretera y se dejan sacar alguna foto. Lo mas complicado del día fue salir de Fez, el tráfico y la aglomeración infernal.

Llegamos a Missour temprano, un poco pasada la hora de comer aunque pudimos comprar “jobs” y con el queso de oveja curado que llevábamos y alguna otra cosa acompañada de té esperamos a nuestro anfitrión disfrutando de las horas de sol de la tarde que aún en diciembre obligaban a quitarse la indumentaria motera a riesgo de desaparecer en sudores con el negro de la cordura recalentándose. Al igual que en Fez para nuestro hospedaje en Missour recurrimos a CouchSurfing, la red social de viajeros por el mundo. Para los que no usen esta red y deseen dormir en Missour por circunstancias de su viaje comentar que hay un hotel, no he dormido en él por lo que no puedo hablar de su calidad pero es punto de partida del Touareg Rally (Hotel Baroudi).

Atlas Medio Basurero de Missour Tomando te en Missour Contraste de vechículos Té en Missour Camellos en el Atlas Medio

Encuentro con Simo y Joseph

Simo apareció con su amigo Joseph. La comunicación inicial era algo lenta, entre que no nos conocíamos de nada y la barrera idiomática nos costó un poco coger la “onda”. No dominaban muy bien el francés ni el inglés (yo tampoco) pero nos fuimos haciendo entender y la conversación, preguntas e historias fueron fluyendo junto con el resto del día.

Simo resultó ser una persona muy interesante, de primera no cabe esperar encontrar en un pueblo mas bien apartado, no muy grande y de aspecto mas bien decadente a alguien con tanto compromiso social y ecológico. Formaba parte de un grupo comunitario del pueblo para la mejora de las instalaciones, su limpieza, fomento de la escuela y la educación, organización de actividades. Incluso participó en un proyecto de planta de creación de compost que para su pena quedó parado por culpa de la idiosincrasia marroquí de no querer hacer las cosas bien y, por lo que intuyo no contó con el apoyo suficiente ni gubernamental ni de la gente local. Todo un mérito, en un ambiente en principio tan ausente de estas cuestiones, encontrarse a alguien tan interesado en ellas.

El recibimiento en su casa fue inmejorable, nos dejó su habitación y compartimos con toda su familia esa noche una cena humilde pero exquisita donde padre, hermanos y mujeres (no me quedó muy claro cuales eran los parentescos de ellas) compartíamos mesa. Apreciamos de primera mano como es la vida y la verdadera hospitalidad árabe sin que medie ningún interés económico, nos brindaron todo lo que tenían a su disposición.

Hermana y marido de Simo Tienda de gallinas vivas En las calles de Missour Calles de Missour Vecina de Missour y NousNous Parque de Missour Junto a Joseph y Simo Joseph, Simo el y el falso guía de fez

Tour por Missour

Después de la cena hicimos un tour “familiar” donde fuimos a ver a su (otra) hermana casada con el propietario de la gasolinera del pueblo. Este estatus era evidente en muchos aspectos de la gran casa y las “comodidades europeas” que nos mostraban con complacencia. Nuevamente comimos dulces y nos invitaron a té acompañado de regalos para Anne (me he dado cuenta que las mujeres con pareja son muy bien recibidas en Marruecos). Se notaba un vivo interés en nosotros y curiosidad de compartir puntos de vistas, conocernos, charlar y disfrutar de la compañía de quienes vienen de lejos. Fue una sensación muy agradable y enriquecedora.

Al día siguiente seguimos con el tour de amigos del pueblo. Y el resultado siempre era el mismo, amabilidad y un recibimiento extraordinario. Una vecina me regaló un nuevo compañero de viaje… “NouNours” y Simo nos mostró los alrededores del pueblo donde estaban trabajando en recoger la aceituna de una forma bastante tradicional que ya no se ve por los campos Andaluces. La comida del medio día la hicimos en casa de Joseph con un couscous que compartimos para todos en una gran mesa redonda donde no faltaba nada y cada vez que parábamos para masticar nos apremiaban a seguir comiendo, “cul y culi” decían, no se como se escribe pero es como sonaba. Lo anecdótico para nosotros del couscous era el pollo, había sido sacrificado la misma noche anterior elegido a dedo en una de las tiendas al efecto del pueblo: vas, eliges el que te gusta mientras cacarea y en un plis plas enmudece la gallina para ser servida bien muerta en una bolsa lista para preparar en la cocina.

Recolectando aceitunas Campos de Missour Campos de Missour Río de Missour Antigua ciudad de Missour Promoviendo conciencia en Missour Futbol en Missour Pequeñas Amigas

Tocaba despedida

Se quedan muchas anécdotas que contar, desde trucos de mágia, el amigo que fue “falso guía en Fez” y las extraordinarias sonrisas de las hermanas pequeñas de Joseph que estaban encantadas con Anne.

Con cierta pena partimos dirección a Talsint después de comer, mas tarde de lo que había calculado para que no me pillara demasiada noche por pistas pero la ocasión lo merecía.

Les regalamos un cuarto de queso viejo de obeja y una camiseda de futbol del Girondin de Bordeaux que llevaba Anne consigo.

Desde aquí mis mas sinceras gracias a la familia de Missour que nos recibió con tanto cariño y que esperamos poder volver a ver pronto.

Haciendo Magia Compartiendo la comida Joseph Todos a la mesa Preparando la partida Una sonrisa es un tesoro Adorables amigas Posando en la moto Posando en la moto Familia de Simo

Sigue la crónica.