Portugal, mas allá del Algarve, Agosto 2012 (V): Évora y vuelta a casa

Con la visita finalizada y algo cansados de las horas de caminata salimos dirección de Évora, al atravesar Portugal decidimos salir por el “Ponte Vasco da Gama” mucho mas largo aunque menos estresante para circular por él. Antes paramos a ver el parque de la expo de Lisboa y la torre de Vasco de Gama. Comimos en uno de sus restaurantes y lo recorrimos para deleite arquitectónico de Anne.

Évora

El camino hacia Évora de puro trámite, todo carreteras secundarias no demasiado interesantes. Llegamos tarde y nos acercamos al camping de la ciudad… ¿ por qué son tan caros los campings en esta zona de Portugal ? pasamos de él. En el camino vimos numerosos yacimientos de dólmenes del megalítico y en uno de los que visitamos había un hermoso aparcamiento para vehículos apartado que nos sirvió de improvisado y gratuíta zona de acampada. Un enclave perfecto, rodeado de encinas, vacas y dólmenes del megalítico. Anne tenía reparos, eso de plantar la tienda en cualquier lado le sigue dando respeto y provocó que casi me diera un infarto. Bien entrada la noche y ya enteramente sumido en mi plácido sueño me despertó súbitamente al acercarse un vehículo que su única intención era descansar al igual que nosotros, solo que ellos iban en fregoneta. No es bueno despertarse con tal sobretalto y no sería la última vez en el viaje…

Cuando levantó el día le acompañamos en su tarea y nos fuimos a Évora a desayunar en la misma plaza central, el susto que me llevé se lo merecía. Évora fue la antítesis a Sintra, no me esperaba mucho y me pareció muy bonita. Importante enclave romano resulta una ciudad rica llena de monumentos con una dimensión justa que no ofrece ni mas ni menos de lo que es a los visitantes. Su acueducto, templo romano, catedral, iglesias hacen amena su visita. A la salida visitamos la Quinta da Malagueira todo un clásico de la arquitectura social llevada a cabo en Portugal que sobre todo disfrutó Anne.

Andalucía

Terminada la visita nos enfrentábamos al retorno a casa. Me negaba a la idea de atravesar por autovía pasando por el horno Sevillano para llegar a Málaga. Pensé como mejor opción recorrer el norte de Andalucía en frontera con Extremadura. Un acierto completo, salvo algún que otro tramo mas caluroso la temperatura fue estupenda. Disfrutamos de alguna pista y nos dimos un merecido baño en el embalse de El Pintado que lamentablemente estaba invadida por el típico sucio espécimen humano que se cree con derecho a marcar su territorio esparciendo su mierda allá a donde le lleven sus estúpidas piernas. La noche la pasamos en un rinconcito oculto al lado del río Hueznar, un paraje sensacional con aguas cristalinas, pequeñas cataratas de agua y una exuberante vegetación. Esta noche para cenar nos acercamos a San Nicolas del Puerto, en el nacimiento del río, que acababa de terminar sus fiestas locales. Nos os recomiendo para nada el restaurante, no recuerdo el nombre pero es el primero del pueblo en la calle Galindón, al lado del río.

A la mañana nos despertamos con el murmullo el río, recogimos pronto para evitar que alguien nos llamara la atención y nos aseamos con las frescas aguas limpias del Hueznar. Para desayunar también acudimos al pueblo, el único bar abierto (bar Loli) no estuvo mal aunque el que te sirvan el aceite de oliva, en Andalucía, en raciones individuales de plástico no me hace ninguna gracia, el oro líquido en nuestra tierra se tiene que poder servir a tu gusto.

Plaza de toros en barrancos

Plaza de toros en barrancos

Satisfecho el hambre matutino salimos ya para Málaga, intentamos alguna que otra pista pero los odiosos carteles de prohído hacer todo lo que no les venga en gana a los incompetentes que sustentamos en los puestos que no merecen me hicieron desistir y coger camino directo a casa. Al medio día comida con la mama y a descansar pero con ganas de haber podido estar mas tiempo volando sobre las ruedas y experimentando la emoción de lo que depara cada nuevo instante en cualquier vieaje…