Marruecos Oriental (VI): Ich – Bouarfa

De Figuig a Ich19 de Diciembre 2012

Con una breve y afectuosa despedida de nuestros anfitriones americanos salimos dirección a Ich. La jornada del día se presentaba sencilla, no muchos kilómetros, aunque el terreno era completamente desconocido para mi. Por ello no quise excederme en distancia a recorrer y aunque se podría haber enlazado con la pista que atraviesa el chott tigris preferí ser cauteloso por si se presentaban dificultades serias en el camino, mas aún circulando a dos y cargado. Afortunadamente la moto y la copiloto estaban a la altura del precioso y a veces complicado camino hacia Ich.

El recorrido se inicia con una primera parte de pista plana compartida con los camiones que finalizan los trabajos de construcción de la presa que pronto se hará visible en el camino. Hay que tener cuidado, la mayoría de tracks que circulan por internet que hacen este recorrido son anteriores a la construcción de la presa y literalmente, si lo sigues al pie de la letra, o bien te topas con la pared de la presa si lo sigues dirección norte o bien te puedes ver en una trampa de barro según la cantidad de agua que haya retenido la presa y verte en un auténtico problema.

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Una vez superado el tramo de la presa improvisando enlaces y salvando alguna trampa del citado barro comienza la parte mas divertida y espectacular. Un camino roto que parece ya no ser utilizado asiduamente salvo por los pastores y familias nómadas que aún, sorprendentemente para nuestro entendimiento, viven allí en mitad de la nada acompañados de la soledad. Niños que te miran sorprendidos aunque ignoran que mayor es nuestra sorpresa y respeto hacia ellos. Hay que tener atención si se hace con motos grandes y pesadas, la posibilidad de que el terreno se encuentre muy roto y con escalones en ciertas subidas/bajadas, además de multiples tramos de arena que se “traga” parte de la pista en sus encuentros con pequeños oueds. Un recorrido sencillamente espectacular con un paisaje lunar en el que merece la pena hacer un alto de vez en cuando para admirar su espectáculo natural. No olvidar, como nos pasó a nosotros, encontrar un conocido lugar por sus petroglifos, está custodiado por una carpa militar. Lamentablemente estaríamos mirando para otro lugar cuando pasamos cerca y lo dejamos en el tintero para la próxima ocasión.

Ich es un bonito pueblo berebere de menos de 300 habitantes incrustado en Argelia. La frontera pasa a tan solo 50 metros al norte, este y el sur de la aldea. La presencia militar es importante (como en toda la franja fronteriza) y merece la pena hacer un alto para pasear pos sus calles. La historia de Ich es controvertida, ha pasado de un país a otro a lo largo de su historia.  Se cree que Ich fue una de las ciudades fundadas por Phiniciennes sobre el año cuatro mil antes de Cristo. Es uno de las catorce ciudades mas antiguas en Marruecos. La palabra ich significa en el dialecto bereber “cuerno” que da sentido a su peculiar situación geográfica.

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Con la visita a Ich ponemos rumbo a Bouarfa, todo un tramite asfaltado que no deja de regalarnos bonitos paisajes y un merecido descanso.

Llegamos a Bouarfa, es una ciudad sin demasiado encanto pero centro neuralgico de una despoblada región. El zoco nocturno puede ser agradable de visitar, muy diseminado por sus calles. Para dormir tienes dos opciones: la primera, solo para economías pudientes, un hotel con precio europeo elevado aunque dudo que la calidad sea equiparable, se encuentra a las afueras de la ciudad pero muy cerca, recinto cerrado y bla bla bla. La segunda opción, la que elegimos: buscar en la ciudad los hoteles destinados a los propios marroquíes. Los precios abismalmente inferiores aunque obvio que la calidad va a la par y hay que no ser muy escrupuloso. Por 8 euros cama en habitación compartida o por 10 euros, si hay libre habitación doble que te obsequia con las zapatillas y utensilios de afeitar del anterior cliente. Elegimos el hotel que está justo encima del “Café Champs élysées”, está un poco escondido en el lateral pero el servicio es correcto y el trato agradable, en otros que preguntamos fueron bastante bordes.

La moto dormirá en la calle vigilada por un viejecito que en teoría por 1 euro no pega ojo velando por la seguridad de los vehículos que tiene a su cargo en toda la calle. Sinceramente no creo que haya ningún problema aún sin el guarda, pero tampoco creo que el pobre señor tenga plan de jubilación y de alguna manera tendrá que comer todos los días.

Bouarfa Bouarfa Bouarfa Hotel Bouarfa

Después del paseo por el zoco y una cena de “poulet aux frites” nos despedimos de la jornada pensando en el Chott Tigris del día siguiente…

Sigue la crónica.